
La producción cárnica empezó a desarrollarse a finales del siglo XV,
como una producción precaria, de escasos recursos, comercialización y
de escaso consumo. Luego fue desarrollándose a gran escala, generando
alto valor añadido y producción en creces.
Al lado de las pequeñas unidades pecuarias, que proliferan en las
comarcas de preeminente dedicación agrÃcola o en los espacios de montaña,
aparece ahora una moderna actividad ganadera, con granjas de vacuno, porcino
y ovino, de desarrollo. Dichas granjas están orientadas tanto a la producción
de carne como al suministro de leche a las cooperativas que canalizan su posterior
comercialización.
Desde el punto de vista nutricional la carne es un gran aporte de proteÃnas
(20% de su peso) y aminoácidos esenciales, siendo además responsable de reactivar
el metabolismo del cuerpo humano. Cien gramos de carne roja aportan 20,7 g de proteÃnas
y la misma cantidad de carne blanca aporta 21,9 g de proteÃnas.